lunes, 17 de noviembre de 2008

Sucio Honor (Parte 6)

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Alberto cogió el tren destino a Valladolid con el billete que le dio su madre y entró en su compartimento. Se sentó al lado de una chica de unos veintiún años, de mediana estatura, con una mirada tierna que salía de sus dos preciosos ojos verdes, con ese pelo rubio como no había visto en su vida.
Alberto no había visto a una mujer desde hacía tres años, y enseguida le empezó a dar conversación.
- Hola, hacía mucho tiempo que no viajaba en tren, ¿y tú?
- Bueno, yo cojo este tren muy a menudo, voy a visitar a mi familia.
- ¿Dónde vives? Bueno perdona, soy un entrometido.
- No, es igual, vivo en Valladolid.-
- Yo también. Eh... bueno me llamo Alberto.
- Yo me llamo Clara.

En ese momento entró el revisor, Alberto le enseñó el billete, y luego lo hizo Clara. Así fueron pasando las horas, y Alberto siguió trabajándosela.

Cuando cayó la noche, Clara se recostó sobre el hombro de Alberto, éste al principio estaba un poco nervioso. Necesitaba ir al baño, pero no quería despertar a esa preciosa chica. Con mucho cuidado consiguió levantarse, y cuando iba hacia el servicio.
- ¡Eh! - susurró Clara. Alberto se giró.
- ¿Qué quieres? -
- Espera... - Y se abalanzó sobre él dándole un largo y húmedo beso . Siguieron las manitas de camino al servicio, y en el servicio Alberto, nervioso, le levantó las faldas y le desprendió de sus prendas más íntimas.

- ¡Señores pasajeros, próxima estación "Estación del Norte" Valladolid!-
Alberto se despertó sobresaltado, miró a su lado y ya no había nadie.
Rápidamente cogió sus pocas pertenencias y se apresuró a bajarse del tren.
Una vez abajo, Albero empezó a buscar a Clara, mientras la buscaba, empezó a temer que se había enamorado, y lo que es peor, que la había perdido para siempre. Pero no, al lado de una máquina de tabaco, vio a una chica de espaldas con una ropa idéntica a la de Clara, pero no podía ser ella ya que se estaba besándose con un tipo alto, a primera vista le pareció que era Santiago, pero eso era imposible, pensó Alberto, parecía un pulpo, le estaba metiendo mano, luego, los dos, apresuradamente, se dirigieron hacia el servicio, Alberto les siguió, con cierta furia, pensando que podrían ser Clara y Santi.

Alberto se dirigió al servicio de hombres, pero allí no había nadie, sólo podían estar en el de señoras, se dirigió sigilosamente hacia allí. Oyó unos gemidos de ansia y placer, que venían de uno de los baños, se situó en el habitáculo anexo, se subió a la taza y miró con disimulo por encima de la pared que los separaba. Sí, era ella, pero el sujeto masculino que la proporcionaba placer, no era Santi, aunque se le parecía, entonces al verlos sudar y gritar, se retiró, e irrumpió en el servicio de caballeros medio llorando, y empezó a darse cabezazos con la pared, y a destrozar todo lo que había a su paso. Cuando se tranquilizó, salió, y se sentó en un banco a esperar.

Como ella tardaba mucho se le ocurrió dejar momentáneamente ese asunto y preocuparse de otro más importante, el de porqué ingresó en chirona. Buscó una cabina, y con unas monedas sueltas que le habían sobrado del bocadillo que se compró mientras esperaba el tren, llamó a Santiago, para aclarar su declaración, y su charla con el yonqui.

No se acordaba del número, pero menos mal que lo tenía apuntado en su pequeña libreta, marco el 983-3567222. piiiii... piiiii... piiiii... pii/clot.
- ¿Quién? -
- ¡Santi!, soy yo, Alberto, estoy libre, quiero hablar contigo.
Clok piiiiiiii....
- ¿Santi? ¿Santi? ¡Maldito cabrón!

Mientras Alberto golpeaba la cabina con ira, apareció Clara.
Alberto la miró a los ojos, y ella, con cara de ángel, como si no hubiera roto ningún plato jamás, le dijo:

- ¿Dónde te habías metido?, me he ido al servicio un momento, he vuelto y habías desaparecido. -

Alberto se preguntó atónito como podía tener tanta frialdad, falsedad, Y descaro. Pero no dijo nada.
- Toma, yo tengo que irme. - Dijo Clara a la vez de entregarle un papel escrito.
Alberto lo cogió y pensó: No puede ser, me he enamorado de una zorra, Y leyó la nota en la que ponía:

“C/ Mateo Seoane Sobral Nº3 9ºB. " (Barrio Parquesol)
[VEN CUANDO QUIERAS]

Fdo. Clara Rodríguez Ortega.

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