jueves, 13 de noviembre de 2008

Sucio Honor (Parte 5)

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Alberto se sentó en frente de ella, y el Guardia se quedó vigilándolos.
- Madre, ¿Qué haces aquí? -
- Vine en cuanto pude. -
- Pues sí que has mostrado poco interés. -
- He tenido mucho trabajo, te creerás que es fácil ahorrar 6 kilos ganados a polvos. -
- ¿Cómo? No querrás decir... -
- Sí, por fin te revelo la razón de que no durmiera en casa. -
- ¡Joder! ¿Y por qué coño me lo ocultaste? -
- Shhhh, ¡Silencio! - Exclamó el guarda.
- Ahora que me estas desvelando las mentiras, cuéntame la verdad sobre mi padre, No se mató en un accidente ¿Verdad? -
- Te lo diré, tu padre, Carlos Guerrero, era uno de los narcotraficantes internacionales más importantes, conocido y fichado por cuantiosas mafias de muchos países incluyendo Italia y Colombia. Murió en un ajuste de cuentas a manos de unos sicarios mejicanos. -
- ¿Por qué tantas mentiras? -
- Era por tu bien. -
- Esas marcas en tu cara, ¿quién te las ha hecho? Creo recordar que tus ojos eran marrones, y tú, ¿No eras castaña? -
- No te creas que la prostitución en plena ciudad de Madrid no es un trabajo arriesgado, ¿A qué me sientan bien las lentillas azules?, así le gusto más a mi clientela, ya hace años que me tiño, también he probado el rojo furia, pero a los maduritos les pone más el rubio.
- Además ¿cómo sabes cuanto es la fianza? -
- Contactos. -
- No me vengas con esas... -
- Bueno, le hice un servicio especial a un yonqui, y me lo contó todo. -
- Eh. -
- Sí, aunque no te lo creas, mi trabajo es muy comunicativo. -
- ¡Se acabó la charla, todo tiene su fin, creo que voy a llorar!
Exclamó el guarda irónicamente.
El guarda obligó a Alberto a levantarse, de camino a su celda gritó:
- ¿Me vas a sacar de aquí? -
La madre de Alberto se limitó a mirarle y a sonreír.

Alberto volvió a su celda, para no delatar a El Jose, definitivamente no comentó nada de la visita.
Monchi estuvo comentando sus ganas de fugarse.
Esa noche Alberto durmió dándole vueltas a la fuga de Monchi, y a la visita de su madre.

Al día siguiente:

- ¡Vamos escoria, despertad! - Gritó el guardia.
- Vamos Alberto que te largas de aquí. -
Monchi miró a Alberto con asombro y Alberto dijo a Monchi al oído:
- Volveré para visitaros. –

El guardia le sacó de la celda y le llevó hacia recepción, donde le entregó sus objetos personales: su pequeña libreta, sus llaves, su cartera, y un sobre.
Una vez en la calle abrió el sobre con su nombre al dorso, donde encontró: un billete de tren para ese mismo día, con destino a Valladolid, tres mil pesetas y una carta que decía así:

Querido Alberto:

Me da igual lo que pienses, pero es mejor así, te dejo dinero suficiente para que llegues a Valladolid, más te vale que no te metas en líos porque si te encierran otra vez, dejaré que te pudras en chirona. Haz tu vida normal, yo haré la mía, siento mi repentina desaparición.

P.D.: Mamá te quiere
FDO. Mª Jesús Zarzuelo Manrique.


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1 comentario:

  1. - Bueno, le hice un servicio especial a un yonqui, y me lo contó todo. -
    - Eh. -
    - Sí, aunque no te lo creas, mi trabajo es muy comunicativo. -
    - ¡Se acabó la charla, todo tiene su fin, creo que voy a llorar!
    Exclamó el guarda


    jajjaja

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