jueves, 4 de diciembre de 2008

Sucio Honor (Parte 8)

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Alberto miró en su cartera, a ver cuanto dinero le quedaba, doscientas cincuenta pesetas, no era suficiente para pagar una pensión, entonces vio en su libreta la dirección de Clara, pensó que a lo mejor con un poco de suerte podría pasar allí la noche. Cogió el autobús nº8 para ir a Parquesol.

Una vez allí preguntó a una despampanante pelirroja donde estaba la calle Mateo Seoane Sobral, esta le indicó:

- Sigue esta calle hasta el final y la tercera a la derecha. -
- ¿Usted sabe dónde está el portal 3 de esa calle?-
- Si hombre, esta justo al lado de una clínica veterinaria.-
- Gracias guapa.-
- De nada, hasta luego macizo.-

Alberto se fue contento aunque apenado por no poderse quedar a charlar con aquella tía buena.

Llegó al portal de Clara, y llamó al portero automático.
- ¿Quién?-
- ¿Clara?-
- ¿Quién es?-
- Soy yo, Alberto.-
- ¡Alberto, sube!-

Alberto nada más oír la voz de Clara sufrió una erección. Llamó al ascensor, cuando éste se detuvo entró en él, y pulsó el 9º piso. Cuando llegó, Clara ya le estaba esperando en la puerta.

- Hola Alberto, que sorpresa.- Y le besó.
- Hola... - Dijo Alberto nervioso y excitado.
- Pasa, voy a prepara unos cafés.-
- Mejor, así me calmo un poco.-
- Pero siéntate Alberto.- Dijo Clara desde la cocina.

De repente llamaron a la puerta con un sonido rítmico.

- Debe ser mi prima.- Dijo Clara.

Alberto se quedó en el salón mientras Clara abría la puerta. Alberto escuchó:

- A ver cuando me hago una copia de la llave de arriba, estoy hasta las tetas de llamar.-
- ¿Qué tal te ha ido?-
- Bien. ¡Ah! ¿sabes qué...?, me he encontrado con un tío que estaba la hostia de bueno, y justo me ha preguntado por este portal, a lo mejor le has visto.-
- Pasa al salón, tenemos visita, mira a ver si es este chico.-
- Alberto, esta es Diana, mi prima, vive conmigo.-
- No, si ya nos conocemos.- Dijo Diana.

Alberto se quedó cortado, y se levantó para darle dos besos.

- Bueno, mejor dejamos el café para más tarde, ahora vamos a cenar.-
Y se sentaron a la mesa.

- Entonces, Alberto, ¿dónde me has dicho que vivías? - Le preguntó Diana.
- Vivo en el barrio Delicias, bueno, vivía. -
- ¿Ahora, dónde vives? - Añadió Clara.
- Bueno, ahora no vivo, digo, no.... -
- ¿Eh?, tranquilízate, ¿Qué te pasa? -
- No puedo volver a mi apartamento. -
- Porque te han echado. - Dijo Diana.
- Algo parecido, con el único inconveniente de que vivía sólo. Respondió irónicamente Alberto. -
- ¿Entonces? - Preguntó Clara.
- ¡No creo que os importe en absoluto! -
Ante esa respuesta, Diana reaccionó acariciando suavemente por debajo de la mesa el paquete de Alberto, diciendo:
- Relájate cariño, tranquilízate, vamos los tres al dormitorio de mi prima y te vamos a dar un masaje doble - Y a continuación miró fijamente los ojos de Alberto, se mordió el labio inferior con gran erotismo, y se levantó del asiento, se metió en el dormitorio seguida por Clara, y cerraron la puerta.
Alberto se quedó anonadado, y en completo silencio se miró al espejo de la entrada, se relajó, su cara articuló un gesto de total bienestar, una gran sonrisa y como un cómico de la tele ensayando delante del espejo, hizo el gesto de la victoria con los dedos índice y corazón, y se dijo a sí mismo:
- ¡Semental!, qué racha ¡Qué racha!, eres el mejor, y ahora, a mojar -
Se abalanzó sobre la puerta del dormitorio, y en el interior se encontraban Clara y Diana en topless, tapándose los pechos con las escasas y transparentes sábanas de seda, Alberto se despojó de su ropa, a una velocidad increíble, y se unió a la fiesta, completando un trío placentero, pero que muy placentero, y en ocasiones doloroso...

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