sábado, 20 de diciembre de 2008

Sucio Honor (Parte 13)

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PUMM!!

Monchi abrió la puerta de una patada empuñando la pistola apuntando directamente a la cara de Alberto.
Alberto levantó las manos con un susto terrible y alarmado exclamó:

- Pee.. pero tioooo, ¿qué haces??, joderrr, me vas a matar, ¡pero de un susto, cabrón!.-

Pero Monchi no tenía cordialidad en la mirada. Se mostraba muy nervioso y con los ojos temblorosos.

- Lo siento Alberto, la vida es una zorra y nosotros sus ladillas. Antes fallé y no reuní valor para disparar de nuevo, pero ahora tengo que hacerlo. No tengo elección. –
- Pero que dices, Monchi, tio. Tú no!! –

Entonces un hombre cincuentón, sucio y desarreglado se aproximó por detrás de Monchi encañonándolo con una pistola de largo cañón.

- Mooo mooo monchiii… - Titubeó Alberto mirando al misterioso indivíduo.
- Lo sé, Alberto, lo sé. La limusina, la fuga, esta mierda de gasolinera. Nada es casualidad, no me han dado opción, y ni siquiera dan la cara para poder hacerles frente. –

CLAC, la larga pistola que apuntaba directamente a la nuca de Monchi fue preparada para ser usada por su mudo portador

- Mierda!! Somos marionetas de “la limpia”, Alberto, perdóname. – Exclamó con voz de lamento Monchi.

CLAC, Monchi retrocedió acto seguido el percutor de su arma agarrándola con firmeza. Alberto tragó saliva y en un movimiento desesperado se avalanzó contra Monchi, pero éste disparó por un acto reflejo impactando en la garganta de Alberto. La inercia hizo que cayera sobre él, siendo agarrado y depositado en el suelo contra la pared.

- Lo siento, Alberto, la zorra se ha desparasitado. -
Alberto balbuceaba con una grandísima pérdida de sangre y convulsiones. No llegó a decir ni una sola palabra cuando sus temblores cesaron, los párpados le cayeron y el cuello se le relajó depositando su cabeza a peso muerto sobre la pared.

Monchi se dió la vuelta y el hombre había desaparecido. Escuchó el ruido del motor de la limusina y salió corriendo tras él. La limusina emprendía su camino y se veía al vagabundo con un maletín corriendo en dirección contraria. Monchi se avalanzó sobre el vehículo y golpeó la ventanilla del conductor. Éste se detuvo de golpe sin apagar el motor y la ventanilla tintada comenzó a bajarse.

Un hombre con rasgos asiáticos conducía el lujoso automóvil, y con cara de pocos amigos miró a Monchi sin mediar palabra; cómo pidiendo explicaciones sin hablar.

- Necesito saber que cumplireis vuestra parte del trato, yo no puedo hacer más por vosotros. – Dijo Monchi.

El conductor miró hacia el frente sin inmutarse y dijo, mientras la ventanilla se subía lentamente:

- Todos sois útiles, cómo ese ex-pordiosero, pero tú dudaste, él no.
- Eh!! Ehhhhh!!! Cabrones!!!. No podeis dejarme asíiii!!. – Gritaba Monchi mientras daba patadas en la parte delantera de la limusina.

El techo solar se comenzó a abrir y salió algo volando a través de él. Al mismo tiempo la limusina aceleró violentamente y con un gran derrape que levantó muchísimo polvo se esfumó a gran velocidad. Cuando el polvo se asentó, Monchi fue corriendo temiéndose lo peor a ver el objeto que estaba a unos pocos metros tras rodar.
- MADREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!. Gritó Monchi sosteniendo parte de quien le dio la vida.


EL DESENLACE en la parte 14 y última

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