viernes, 20 de febrero de 2009

La dimensión de los deseos (Parte 8)

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Raúl, con los nervios y el cabreo acumulados fue directamente a dar un tortazo al chaval, cuando éste se abrazó a su Madre con fuerza, la que con media vuelta le protegió del golpe que no llegó a ser dado.

Madre e hijo lloraban abrazados mientras Raúl se fue a otra habitación enfadado.

- Lo siento mamá, lo siento mucho. –
- Te quiero, cariño. –
- Dile a papá que lo siento, díselo. –
- No te preocupes por eso, Sergio, yo hablaré con él, pero no me vuelvas a hacer nada parecido nunca más. –

Tras un rato llorando abrazados, Sergio articuló de nuevo unas tímidas palabras.

- Sabes? La consola no está tan mal, pero… mejor que no se entere nadie en el instituto, me lo prometes?. –
- Eso está hecho, Sergio Katanga. –
Entonces comenzaron los dos a reír empapados en lágrimas.
- Eh!! Te hablaba en serio. – Dijo Sergio con gesto preocupado.
- Que ya, campeón. Será nuestro secreto.- Aclaró ella.



La campana sonó, un nuevo día lectivo comenzaba.

- Chicos, abrid el libro por la página 190. Cómo ya aventuramos en la clase anterior, hoy vamos a ver la pirámide de las necesidades de Maslow. A ver, Sergio, puedes decirme de que va. – Comenzó la clase la joven profesora de Sergio.

- Pues… es que… . -
- No te preocupes, puedes mirar el libro si no lo sabes. -

Sergio bajó la mirada y leyó en voz baja:
“La jerarquía de necesidades de Maslow se describe a menudo como una pirámide cuyo nivel más alto contiene las necesidades más superficiales (autorrealización) y al descender se recorren las de reconocimiento, amistad y seguridad hasta llegar a la base donde están las necesidades fisiológicas más básicas… mhhhh autorrealización… reconocimiento… ¡¡amistad!!”

- Walmos!!. – Exclamó sobresaltado y sonriente Sergio ante la mirada paciente de profesora y compañeros.

Tras una carcajada general, la profesora recalcó a Sergio:

- Maslow, Sergio, es Maslow. A ver, quién de sus compañeros puede ayudar a Sergio? -.

La clase transcurrió con normalidad, con la excepción de que un alumno en particular prestó ese día más atención de la que había sido capaz de prestar en lo que llevaban de curso.

Desde ese día, Sergio tomó otra forma de ver la vida, dando menos importancia a lo que se tiene y más a lo que se es. Empezó a salir con otros compañeros distintos a con los que se juntaba en los recreos normalmente. Sus nuevos amigos no hablaban todo el día de videojuegos caros o aparatos tecnológicos de última generación; cada uno tenía lo que tenía y si podía, lo compartía con los demás.

FIN

4 comentarios:

  1. NO he dicho nada en las 8 partes, pero si que he estando atento.

    Gran historia. Enhorabuena. Me ha gustado mucho.

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  2. desestabilizador, elegante, agil y profundo.
    realmente bueno.

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