lunes, 16 de febrero de 2009

La dimensión de los deseos (Parte 6)

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Poco a poco, el color del entorno iba tornándose sepia, y lo que ahora se veía a un lado del sendero eran puertas blindadas, verjas, dispositivos de alerta, guardias de seguridad y guardaespaldas plantados delante de las puertas, inmóviles, vigilantes. Y al otro un montón de medicinas de todo tipo clasificadas por la enfermedad que trataban. Se podía leer: Diabetes, Cólera, Sida, Cáncer…

- Ves? Los deseos de la gente no son todos tan superficiales. – Explicó Walmos.

El gozo que tenía Sergio al explorar la extraña dimensión de los deseos empezó a tornarse tristeza por imaginar a esa pobre gente que nunca lograría tener algo que apreciamos tan poco como son las medicinas.

Según avanzaron divisaban algunas mecedoras con ancianos con la mirada perdida; próximos a ellos se veían cochecitos de bebés “aparcados” en batería. Parecían ocupados pero no se oía ni un lloro, todo estaba en calma. Enmudecidos, continuaron colina abajo adentrándose en la niebla que veían desde hace rato ir apareciendo en el horizonte.

El paisaje era desolador, al principio había camas en uno de los lados mientras que en el otro había sencillas prendas de lana tales cómo chaquetas, bufandas, guantes... un poco más allá se podían ver bañeras con agua limpia en frente de platos con sopa recién hecha, cazos de leche caliente, mendrugos de pan y vasos de agua potable.

El paisaje era gris, triste, seco. Sergio no podía ni tragar saliva de lo aterrado que estaba. Algo en este lugar se le había filtrado hasta los huesos y le daba escalofríos. El camino finalizaba en un callejón donde se adentraron.

Al fondo había una taza del váter normal y corriente, Sergio se aproximó a ella, y con ironía, intentado quitar hierro a la situación dijo con voz temblorosa:

- Y esto qué? Un deseo de cagarse, no?. –

Se dio la vuelta según comentaba la frase y de repente ya no estaba ni el chico, ni los extraños parajes. Estaba en su cuarto de baño, al lado de la taza, mirando como un tonto hacia la puerta cerrada con la sonrisa irónica en la cara. El gesto le cambió del todo, y mirándose al espejo un momento volvió a la realidad y salió corriendo del cuarto de baño buscando a sus padres por toda la casa. No estaban.

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4 comentarios:

  1. dices que le quedan dos pedazos mas o asi... el ritmo es bueno, ni demasiado lento ni tampoco avasallando

    pero damelo

    jajajajajjaja

    si?

    ye

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  2. Sonia, ponte un nombre de una puta vez XDDD
    tanto anonimo XDDD

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  3. Te perdonamos que seas antitaurina, pero ponte nombre, estoy con Mysterios :)

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  4. jajjajaaja

    no hay manera de hacerlo, no me mola eso de antitaurina,da demasiadas pistas...

    pero bueno, teneis razon, anonimo es la peste

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