martes, 27 de enero de 2009

Por hablar

Sin sueños destacables, un nuevo análisis de los Simpson, nuevos dibujos o chistes voy a comentar una anécdota de cuando era peque de la cual hoy me he acordado no se muy bien por qué.

No sé la edad que tendría, quizá unos 5 o 6 años, pero lo recuerdo con claridad.

Volvía yo con mi mami a casa después de una larga tarde fuera. Por aquella época yo vivía en un octavo piso.
Me meaba con una intensidad bestial y el ascensor tardaba en venir tras nuestra llamada.
La puerta tras una larga espera se abrió, montamos en él y hale, parriba.

Primer piso
...
Segundo piso
...
...
Tercer piso.
...
...
...
Cuarto piso. Joder lo que me meaba.
...
En algún momento entre el 4º y el 8º:

- Mamá, qué hay que hacer si te meas mucho mucho mucho?
- Si no puedes aguantarte, mea aunque sea en un tiesto. (Sí, una de esas expresiones de madre que no sabe muy bien que decir).

Grandioso momento. Saqué la chorra ahí mismo y desahogué mi vejiga con una satisfacción tremenda.

Aún recuerdo con suma claridad a mi madre fregando el ascensor aquel día. Jejejeje.

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